Técnica
imperceptible,
Resultado
inolvidable
Es una de las preguntas más frecuentes.
Y también uno de los mayores miedos:
“¿Y si con el tiempo se me pone verde?”
“¿Y si parezco tatuado?”
La respuesta directa es esta:
No, los pigmentos no se ponen verdes ni azules.
Pero sí, una micropigmentación mal hecha puede acabar viéndose así.
Cuando ves por la calle una cabeza con un tono azulado o verdoso,
no estás viendo “una micropigmentación”, estás viendo una chapuza.
Ese efecto pasa por cuatro errores muy concretos:
Se ha usado tinta de tatuaje corporal, no pigmentos específicos para el cuero cabelludo.
Se ha implantado demasiado profundo, lo que hace que el color cambie con el tiempo.
Y eso, técnicamente, ya no es micropigmentación. Es un tatuaje.
El profesional no ha corregido el subtono del pigmento en función del fototipo del cliente.
Se ha puesto un exceso de pigmento negro para conseguir un resultado muy oscuro,
y ese exceso acaba reflejando tonos verdosos o azulados con el tiempo.
Todo eso no es casualidad.
Es falta de formación, de criterio y de cuidado.
Se utilizan pigmentos diseñados exclusivamente para cuero cabelludo,
testados para mantenerse estables en el tiempo.
Además, se trabaja en la capa epidérmica superficial, sin penetrar demasiado,
lo que evita que el color migre o cambie.
Cuando se hace bien, el color:
Se queda en su sitio.
Tiene el tono adecuado.
No presenta brillos ni subtonos extraños.
Ni verde. Ni azul. Ni fantasía.
Lo has visto, claro.
Y por eso estás haciendo bien en investigar antes de decidirte.
La micropigmentación capilar no debe notarse.
Debe integrarse con tu piel, con tu rostro, con tu estilo.
Y sobre todo, debe respetar tu color de piel, tu edad y tu personalidad.
Cuando se nota demasiado…
No es un look. Es un error.
Porque sé cómo evitar esos errores desde la primera sesión.
Trabajo con visagismo, pigmentos profesionales,
técnicas que respetan la profundidad exacta,
y años de experiencia en cuero cabelludo.
Una micropigmentación bien hecha no llama la atención.